Aunque no estaba de acuerdo con eso de que no importa si la gente habla bien o mal de uno, sino que lo importante es que hable, sabía que hablaban mal, pero no me importaba. Nosotras nos defendíamos mutuamente, eramos indiferentes a la falsedad, no nos interesaba. Era un grupo, pero nosotras, eramos rancho a parte. Y eso nos encantaba.
Entonces, pensé en lo que fui y lo que soy, y supuse que dentro mío convivían varias personalidades. Una, era la que con Juli hacía cualquier cosa que quisiera, no había límites, ni inhibiciones, a esa, no le importaba usar una remera con la lengua de los Stones, o mostrarse con el pelo cuadrado en la frente, o rebelar que tenía un piercing con la misma lengua en el ombligo, esa vive el día a día y el futuro que se vaya a la mierda. La otra, no baila en presencia de otras personas, ni hablar de saltar, camina por la calle escribiendo en un cuaderno, con pasos distraídos, pero observándolo todo muy detalladamente, sin que nadie se de cuenta. Y esta sí, piensa en el futuro, tiene muchos objetivos y vive trabajando en la formación del mañana. Una comía panchos en lo de Omar, la otra come sushi. Y es un cambio radical, pasar de Satisfaction a Regina Spektor. A veces me sorprende. Quien lea esto puede pensar que sufro de trastorno bipolar o trastorno narcisista de personalidad, pero no es así (¡supongo!).
Sé que a veces surge una, y otras veces la otra. También sé que existen muchas más que, quiero pensar, descubriré a lo largo de mi vida.
Es que todos cambiamos a medida que nuestra vida cambia, el ser humano, es como un camaleón, y se adapta a cualquier circunstancia.
Entonces vuelvo en si, y me doy cuenta que todo esto, transcurrió por mi mente en sólo unos segundos de tiempo real. Y me encuentro, sentada, escribiéndolo en el blog, donde alguien (¿quién?) lo leerá.
Sin lágrimas por la mejilla, porque entiendo, hoy, no tengo ganas de llorar.
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