7 de octubre de 2009

El flautista electrónico de Hamelin

Como no quisieron pagarle sus servicios, el flautista, furioso, decidió vengarse raptando a los niños de aquel ingrato pueblo. Los conduciría por espesos bosques y altas montañas para finalmente despeñarlos en un precipicio. Sus padres jamás volverían a verlos. Para ello no era suficiente su flauta mágica, sino algo más poderoso. Optó, entonces, por prender el aparato televisor: los niños encantados lo siguieron hacia su perdición.

De René Avilés Fabila.

1 comentario:

Ju dijo...

qedate tranki que no voy a publicar tu regalo, es sorpresa